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Matrimonio

Introducción

La preparación al matrimonio constituye un momento providencial y privilegiado para a todos cuantos se orientan hacia este sacramento cristiano y un kairós, es decir, un tiempo en que Dios interpela a los novios y los lleva al discernimiento sobre la vocación matrimonial y la vida en que esta introduce. El cortejo entra en el contexto de un denso proceso de evangelización. De hecho confluyen en la vida de los novios, futuros esposos, cuestiones que inciden en la familia. Por ello, se les invita a comprender qué significa el amor responsable y maduro de la comunidad de vida y amor que será su familia, verdadera iglesia doméstica que enriquecerá la Iglesia entera.

La importancia de la preparación exige un proceso de evangelización consistente en la maduración de la fe y su profundización. Si la fe está debilitada o casi no existe ya (cfr. Familiaris Consortio 68), hay que reavivar la y no se puede excluir una instrucción exigente y paciente que provoque y alimente el ardor de una fe viva. sobre todo donde el ambiente ha ido paganizante, será muy aconsejable un «itinerario que recalque los dinamismos del catecumenado» (FC 66) y la presentación de las verdades cristianas fundamentales que ayudan a adquirir o reforzar la madurez de la fe de contrayentes. Es de desear que el momento privilegiado de la preparación al matrimonio se transforme, estimulados por la esperanza, en una Nueva Evangelización para las futuras familias.

El Sacramento del Matrimonio

La alianza matrimonial, por la que el hombre y la mujer forman entre sí una comunidad de vida, esta ordenada por su propia naturaleza a la complementariedad y ayuda Ios mismos esposos y en la generación y educación de Ios hijos.

Presupone un proyecto de futuro en común, requiere una madurez humana suficiente en los contrayentes y conlleva la exigencia de un proceso de crecimiento permanente. Para los bautizados es, al mismo tiempo, un sacramento, cuyos esposos son ministros. La sacramentalidad hace que la indisolubilidad, propiedad de todo matrimonio y exigencia que brota de el amor verdadero y de la fidelidad, sea aún más firme.

La alianza matrimonial, por la que el hombre y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de Ios cónyuges y la generación y educación de Ios hijos, fue elevado por Cristo, el Señor, a la dignidad de sacramento entre bautizados.

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